jueves, 22 de marzo de 2012

El cosmos perdido

Jorge Cortés Ancona
El recuerdo de las condiciones ideológicas de los años setenta y cómo se fueron borrando en la apariencia exterior, pero dejando una fuerte huella de nostalgia en quienes las vivieron es el tema de “Cosmonauta”, de Daniel Espartaco Sánchez (Chihuahua, Chi., 1977), un libro compuesto de seis cuentos, unidos por un hilo conductor.
Con un tema similar, ya conocíamos del mismo autor otro libro de cuentos entrelazados, titulado “El error del milenio”, editado por la Universidad de Guanajuato en 2006. En dicha obra se mencionaba el problema de los activistas mexicanos que, a diferencia de los demás correligionarios latinoamericanos, tenían que entrenarse en países más o menos periféricos como Corea del Norte o Albania, y si le iba bien, Yugoslavia.
Los personajes de “Cosmonauta” tienen muchos elementos en común y dos de ellos aparecen como ejes del libro, que son Ilich y su madre Julia, en diversas edades. Todos, ya sea los niños, un adulto sesentón, los adultos jóvenes, están marcados por la vida setentera y esto aparece una y otra vez de distintos modos. El sentimiento de orfandad al retirarse de un hotel de paso, en el cruce de la frontera norte para ir de compras, el recuerdo de Yugoslavia y las falsas hazañas, la evocación del padre y de la familia, son los motivos y escenarios.
Las historias giran en torno a la vida cotidiana, pero con dos trasfondos que son las ideologías y los afectos cargados de ausencias. En cuanto a lo primero, es el reconocimiento velado del derrumbe de las certezas que definieron una parte de las vidas personales y familiares. Una caída que deja a todos a merced del consumismo, a vivir resignados ante la reafirmación de la propiedad privada y lejos de la inconclusa utopía de las viejas formas de solidaridad.
En cuanto a los afectos, aflora un sentido de estar incompleto, de que las distancias imponen diferencias entre los demás humanos. Que el encuentro con los otros siempre tendrá que cargar con sueños irrealizables y convicciones que sólo subsisten como recuerdos de infancia. Una flotación en el limbo del mundo contemporáneo, donde el fervor de los camaradas que enarbolan la bandera socialista aun en los días de muerte ya no constituye una manera de ser contestatario sino una extravagante forma de provocar molestias.
Cada narración está empapada de memoria, como una carga inevitable que acompaña cada acto de la vida presente. Es un paso entre décadas por un puente quebradizo, que a la vez nos hace pensar en la fragilidad de nuestro caótico mundo actual. Tal vez aquellas certezas y convicciones pudieron haber trazado un buen camino, pero se enmarañaron en sí mismos.
Con esta obra, Daniel Espartaco Sánchez obtuvo el Premio Nacional de Cuento “Agustín Yáñez” en 2009. Asimismo, ha ganado el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” en 2005 y el Premio Nacional de Narrativa Joven “María Luis Puga” en 2010.
Sánchez, Daniel Espartaco: “Cosmonauta”, Conaculta, Fondo Editorial Tierra Adentro No. 433, México, 2011, 82 págs.

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