domingo, 7 de febrero de 2016

"Cada quien su paraíso"





                                                                        
 
                        Jorge Cortés Ancona
Entre tantas miradas que podemos hacer en cuanto a Cancún, más allá de su condición de paraíso turístico y polo de atracción del todo el mundo, figura sus aportaciones en materia literaria. Desde hace más de dos décadas diversos escritores se han encargado de formar un campo literario, con revistas como “Tropo a la uña” (dirigida por Miguel Meza, con un equipo de colaboradores originarios de Quintana Roo o residentes en dicho estado), ediciones diversas, talleres literarios y actividades de difusión literaria. Su posición respecto a otros escritores ha sido plural a nivel de ciudad y estado y, también con una apertura hacia toda la Península de Yucatán.

Pero Cancún desde hace muchos años aparece en el mapa de las noticias con temas escalofriantes. En una oposición reveladora de nuestros tiempos coexisten con una frontera imaginaria dos mundos, uno desconectado del tiempo y lleno de paz y naturaleza, junto a otro, donde se vive la difícil sobrevivencia. Un mundo de narcotráfico, violencia callejera, robos a mano armada y casas-habitación. La ciudad más violenta de esta región que aún presume –no del todo justificadamente- el disfrute de la tranquilidad.

A ese mundo difícil corresponde el libro “Cada quien su paraíso”, de Miguel Meza, compuesto de trece cuentos de diversa extensión. Todos están ligados a la realidad inmediata y contemporánea más allá de sus ubicaciones precisas, pues aunque reconocemos el entorno cancunense en varios de estos relatos, pueden ser considerados como de la realidad de cualquier ciudad latinoamericana de hoy en día. Esto se debe, no sólo a la tendencia a la pérdida de identidad de las propias ciudades, sino sobre todo por los temas tratados como el narcotráfico, la violencia intrafamiliar, la delincuencia organizada que incluye a las presuntas fuerzas del orden, y en particular por un ambiente de frustración y soledad, que flota en los relatos.

Esta frustración se percibe en la predominancia del tema sexual. Una insatisfacción que busca diversos cauces para llenarse, aun a costa de la vida y la familia. No parece haber lazos firmes sino conveniencias. Una sexualidad que sólo llena vacíos. Es paradójico que a pesar de las libertades sexuales ganadas, de los múltiples ofrecimientos y tentaciones legalizadas que se difunden por medios que van desde lo más tradicional hasta lo más tecnologizado, encontremos a estos seres palpables, humanos, verdaderos prójimos nuestros, con toda su carga de insatisfacción a cuestas.

Los relatos se centran en un solo hecho con personajes que cumplen funciones justificadas dentro de la trama. Cada texto mantiene su unidad e independencia, pero forman a la vez un conjunto compacto, lo cual otorga unidad como libro. La prosa es clara, con casi todos los narradores en tercera persona y descripciones muy concretas de los ambientes.

¿Es Cancún un paraíso? ¿Toda esta situación de violencia, despersonalización y desarraigo es la contraparte de esa felicidad ofrecida al mundo y que sólo unos pocos privilegiados pueden disfrutar a cabalidad? 

No existe una intención explícita de denuncia. No se trata de moralizar. El narrador presenta un universo de acciones creíbles, mundos propios donde seres humanos se enfrentan a obstáculos que acosan su voluntad y su libre albedrío. Mucha humanidad y una condición ética comprensiva, en relatos que se completan de modo contundente.

Meza, Miguel, Cada quien su paraíso, Letramar, Fondo Editorial del Centro de Creatividad Literaria, Cancún, 2014.

 

 

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