martes, 9 de diciembre de 2014

El segundo largometraje yucateco y mexicano


 

                                              Jorge Cortés Ancona

En Yucatán se filmó el primer largometraje mexicano como sabemos conforme a las investigaciones de Luis Ramírez Aznar y de Gabriel Ramírez, autor del libro “El cine yucateco”. Los dos productores y directores fueron Manuel Cirerol Sansores y Carlos Martínez de Arredondo, que fundaron la empresa denominada con el acrónimo de sus apellidos: Cirmar.

En nuestra tierra tan orgullosamente regionalista ha habido muchas manifestaciones artísticas y literarias devotas de la Historia de México y una de ellas es ese filme denominado “1810 ó Los libertadores”. Ya el segundo largometraje, titulado, “Amor que triunfa” tenía un argumento de tipo más cotidiano y más alegre.

Filmada en el Parque del Centenario, las casonas de Alonso Guerra y Pedro de Regil y las playas de Progreso, la película fue dirigida por Cirerol y fotografiada por Martínez de Arredondo. Se estrenó el 15 de abril de 1917 en el Teatro Peón Contreras, y meses después, el 7 de julio, en el Cine Venecia de la ciudad de México.

De toda esta producción fílmica sólo se han conservado descripciones de los argumentos, testimonios acerca de la producción y material impreso como anuncios e inserciones en periódicos y revistas. Conexo a ello, fotos de varios de los actores. Que yo sepa –puedo estar equivocado- no se habían reproducido fotos relativas a la película misma. Pero al menos, gracias a la benemérita labor de quienes trabajan en la Biblioteca Yucatanense de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán podemos conocer además cuando menos cuatro fotogramas de esa segunda película, además de alguna reseña y otros textos e imágenes alusivos a la misma.

A través de la columna sobre cine que por aquellos años escribía Hipólito Seijas, seudónimo del poeta y dramaturgo Rafael Pérez Taylor, puede conocerse el argumento:

“’El amor que triunfa’ es una novela corta de amor que tiene sus detalles dramáticos y comienza por una serie de escenas cómicas desempeñadas por [Reinaldo] Tirado. Este es un marido que no hallando la tan cantada felicidad en el hogar, sale en busca de alegría en el paraíso donde Pierrot y Colombina tienen sus sitiales. Va en busca de una ‘Bella Lucerito’, tiple amable, que no regatea caricias por una cena o un fistol. El alba los sorprende en plena orgía, y recordándose de que tiene mujer, deja a la amante y huye a su hogar.

Ángel, su hijo, padece de melancolía y sufre visitas y sermones de estirados frailes; pero llegan pidiendo hospedaje, dos lindas mujercitas, como una ‘chanson parisién’ y no tiene la señora más remedio que darles alojamiento. Con este motivo, María Caballé, una graciosa ‘divette’ en boga y ‘La Lucerito’ se llevan al padre que es buen marido y al joven Ángel que es un dechado de humildad.

En la playa, se bañan la Caballé y la Lucerito, cuando le sobreviene un accidente a la primera y Ángel la salva, enamorándose de ella y se casa, a pesar de los aspavientos de su madre, de la protesta clerical y de la sociedad anatematizadora”.

Las imágenes de dicha película aparecen en las portadas de la Revista del Cinema, publicación yucateca de 1916-1917, dirigida por Valeriano Ibáñez Cobeño, que usaba el seudónimo de Kaiser en sus escritos sobre cine. En las portadas diseñadas por Leopoldo F. Quijano, en marzo y abril de 1917 se incluyó un recuadro con distintos fotogramas del largometraje yucateco “Amor que triunfa”, algo que es de destacar en virtud de lo que suponemos pérdida total de ese filme, tan sugerente conforme a esas fotos.

La primera presenta a un grupo de gente en pleno jolgorio y vestidos con la elegancia de moda en la época, en torno a una mesa, donde se ven manjares y una botella de vino. En la segunda, se ve siempre la fiesta, con damas y caballeros sentadas a la mesa y otros de pie, unos sonrientes, otros más solemnes. La tercera tal vez corresponde a un momento posterior al rescate de la bañista, ya que se ve a una mujer desmayada y a una persona con traje de baño. En la cuarta, se ve a una pareja de jóvenes tomados de la mano en el porche de una de las casonas, acompañados de otra dama y con un automóvil al fondo.   

En conjunto las cuatro fotos dan una idea general acerca de este segundo largometraje. Es de fundamental importancia que se registren en otros formatos y que con la tecnología actual puedan admirarse con mayor claridad y en mayores dimensiones.

 

 

 

 

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