Para ello se requiere de una tarea de conjunto y de una labor por períodos específicos así como por temas y autores de modo particular. Un trabajo en bloque y otros de manera más concreta, pero que se relacionen estrechamente entre sí. Por supuesto que gracias a las carreras relacionadas con la literatura y la lingüística se han logrado importantes avances en ese sentido. Y a este ejemplo de concreción corresponde el libro de Rosely E. Quijano León, titulado “Los olvidos de la literatura yucateca de principios del siglo XX: Pedro I. Pérez Piña”, publicado por la Secretaría de la Cultura y las Artes con apoyo del Conaculta.
En este libro conocemos la vida y obra de un médico y escritor yucateco, autor de una producción literaria que sólo ha sido publicada en parte, prácticamente sin reediciones. Es un escritor poco conocido, a pesar de que una de sus novelas, “Atavismo”, fue reconocida en España y se publicó en Barcelona por la editorial Cervantes, con prólogo de Pedro F. Rivas y portada de un diseñador gráfico español de nombre Arturo Ballester. En dicha portada, una pareja vestida a la moda de la época contempla la Pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá.
Rosely Quijano realizó una amplia investigación documental así como de campo para construir la biografía y el contexto, procurando un enlace estrecho de ambos aspectos con la obra de Pérez Piña. Efectuó esta investigación para su tesis de licenciatura y ahora hace los ajustes necesarios a dicho trabajo académico a fin de que pueda ser un libro al alcance de todos. El texto es claro, con nutrida información y capacidad analítica. Además, se acompaña de un conjunto de fotografías relacionadas con la vida del escritor progreseño y de tablas que permiten conocer las producciones literarias de los escritores yucatecos de esos tiempos.
La autora se enfoca en presentarnos la biografía de Pérez Piña, considerando de igual manera el entorno social en que se desarrolló su obra y el contexto cultural de la época en Yucatán y en Progreso. De manera general, ese contexto incluye los grupos literarios y sus tertulias, las publicaciones que llegaban al puerto, las que se producían ahí mismo, el teatro que se desarrolló y diversiones públicas como el cine.
A menudo la evaluación de una obra literaria se centra en la relación con su tiempo. Si se hallaba o no a la par o a la avanzada de las transformaciones de la literatura en períodos cronológicamente similares o cercanos. En el caso de Pérez Piña nos encontraríamos con una situación de diferencia, si tenemos como puntos de referencia las literaturas europeas y norteamericana donde se practicaban modos narrativos emparentados con la vanguardia, pues aún seguía los pasos de una tendencia de la cual sólo quedaban saldos y que es la del naturalismo derivado de Émile Zola. Este es un mero hecho comparativo, ya que cada región tiene su propio desarrollo cultural, con diferentes características y distintas preocupaciones.
Lo importante es que Pérez Piña trata de entender situaciones de esta región y logra descripciones muy precisas de hechos y costumbres. Que también trata un tema muy raro en la literatura mexicana de esos tiempos y de varias décadas posteriores que es el de las drogas como problema social. Si ahora es un tema tratado hasta la saturación, en esos años de 1929-1930 era algo muy raro en la literatura mexicana.
En este 2013 en que conmemoramos el bicentenario de la llegada de la imprenta a Yucatán se hace necesario conocer las producciones impresas que se han realizado en distintas poblaciones yucatecas y en este caso las de Progreso son de indudable importancia. Los proyectos efectuados por Pérez Piña con la revista Juventa junto con el hecho de aglutinar a literatos y cronistas de Progreso para animar la producción intelectual del puerto son muestra de un trabajo colectivo para la proyección social de la literatura.
Destaco el hecho de que don Pedro I. Pérez Piña fue tronco de una tradición cultural familiar que ya lleva cuatro generaciones y cuyas aportaciones son muy importantes para la literatura, el teatro y la música. La obra de la maestra Nilde Pérez de Palma, Wílberth Herrera y sus hijos Andrea, Pedro Carlos y Juan Roberto son las pruebas demostrativas.
Este libro de Rosely Quijano León debe motivar a la investigación acerca de otros escritores yucatecos de principios del siglo XX y de las demás épocas. Asimismo, constituir una pauta para valorar las propuestas culturales que se han generado en los municipios distintos a Mérida, en especial la amplia aportación hecha por el puerto de Progreso en sus poco más de 140 años de existencia. Necesitamos romper con el aplastante centralismo de Mérida y llenarnos de aire fresco asumiendo que también en otras zonas de Yucatán se ha hecho posible la construcción de esto que se llama cultura yucateca.
Esperamos pronto efectuar una presentación de este libro en Progreso y deseamos de todo corazón que esta investigación contribuya a fomentar el orgullo por las producciones culturales progreseñas y yucatecas. Que sea un aliciente para reconstruir nuestras historias regionales y municipales.
Quijano León, Rosely E.: “Los olvidos de la literatura yucateca de principios del siglo XX: Pedro I. Pérez Piña”, Secretaría de la Cultura y las Artes-Conaculta, Mérida, 2013, 163 págs.
1 comentario:
Gracias Jorge, por tus palabras, por el apoyo, por tu ayuda siempre. Saludos
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