Una de las menos promisorias en su origen aunque no en sus resultados es el proyecto de ballet que culmina el relato “Vallejo”, del escritor nicaragüense Sergio Ramírez. Este texto de 1992-1993, incluido en el libro “Catalina y Catalina”, tiene un carácter autobiográfico, de la primera mitad de los años 70 cuando el autor vivía en Berlín con su familia. Un personaje locuaz y desaliñado, músico para más señas, de apellido Vallejo –peruano, con todo y el apellido poéticamente ilustre- llega a su vida para pedirle que le escriba un guión para un ballet basado en alguna cultura originaria de América.
Con la mirada resignadamente humorística que da la distancia ante este suceso, Ramírez cuenta los avatares de esa labor, los desengaños que sufre y la dificultad de emprender una tarea que nunca había realizado antes, para colmo con un tema que le era ajeno. Por distintos factores eligen el Popul Vuh, en la versión de Adrián Recinos. A causa de los azares verbales y asociaciones significativas, el Libro del Consejo deviene en Libro del Pueblo en inglés o en alemán: “People’s book, Volksbuch, Popol Vuh, libro del pueblo, libro popular, bromeé yo, bromeó él esa noche en el Renault al entregarle la edición de Recinos y el libreto; a lo mejor no descendíamos de los mongoles sino de los germanos; nuestras lenguas madres aparentaban estar emparentadas”
El resultado, sin embargo, es un texto titulado “El árbol de las cabezas (Resumen de un argumento dramático para ballet”, que sirve de colofón al divertido cuento testimonial. Su argumento gira en torno a los dos gemelos Huhnahpú e Ixbalanqué y los sufrimientos de sus hermanos y la lucha contra los dos gemelos malignos. Resumen muy preciso en su lectura, pero que deja dudas en su efectividad para adaptarse al ballet, ya que nunca se montó y sólo tuvo la revisión técnica del impredecible Vallejo.
Convertir en ámbito visible lo que se describe verbalmente es tarea difícil. El hábil narrador Ramírez debe describir escuetamente los dos niveles en que transcurre la historia: “Plataforma superior A: casa sin fachada, visible su interior; lateral der.: troje de maíz; al frente, campo de juego de pelota” y la “Plataforma inferior B: palacio sin fachada, con atrio, visible su interior; al frente, campo de juego de pelota; en el lateral izq., la casa de los tormentos”. También hace las acotaciones de rigor para luces, vestuario y trucos escénicos.
Pero de esta adaptación –como tal obligadamente sintética- es de remarcar su interpretación social, pensada en la tarea del pueblo para acabar con los tiranos. En esos años setenta, Ramírez, sin que lo mencione, tenía la opresiva referencia de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, y sin necesidad de mencionarlo hacia ahí va el mensaje final de este proyecto de ballet.
Luego del engaño que emplean para cortarles la cabeza a los dos tiranos “la comparsa de secuaces, los felinos carniceros y la comparsa de anunciadores de muerte, los búhos mensajeros, quieren ponerse en fuga. Pero el pueblo que llena el palacio, les copa todas las salidas, arrebatándoles sus lanzas y atravesándolos con ellas”
Hecha esta acción de establecimiento de la justicia y convertidos los gemelos buenos en el sol y la luna, “subieron también con ellos los miles de asesinados por los señores de Xibalbá, los despedazados en los caminos, los sacrificados, los atormentados, los enterrados vivos, todos los desaparecidos. Y así se volvieron compañeros de aquellos Hunahpú e Ixbalanqué y se convirtieron en las innumerables estrellas del cielo (…)”.
Interesante esta pervivencia del mito transportado a la realidad que laceraba a Latinoamérica en esa época. En la situación que vive ahora el pueblo mexicano no es para nada distante el sentido de la adaptación hecha por Sergio Ramírez.
Po
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